En realidad, posts como estos se veían venir, y ahora con esa moda de la «nacionalización» de ciertas empresas pues imagino que serán más frecuentes… lo digo por lo siguiente: En mi casa estamos desde el lunes de la semana pasada sin teléfono, y todo gracias a la eficiente labor de nuestra nueva roja-rojita CANTV que ahora no deja que uno se atrase ni un día con el pago porque te cortan el servicio sin derecho a pataleo (en eso sí son puntualitos caracha).

Anteriormente, los recibos del servicio telefónico nos llegaban en la raya, es decir, un día antes de la fecha tope de pago (entiendo que esto no depende 100% de CANTV sino de Ipostel también), pero al menos llegaban y nosotros sabíamos que el monto final no era el que debíamos pagar ya que ahí se reflejaba también el saldo anterior (ya cancelado) por el hecho de pagar después del día indicado… y eso también lo sabían tanto en las oficinas de atención de CANTV como en las taquillas de paso para pago de servicios, así que en general nunca tuvimos mayor inconveniente (y JAMÁS nos cortaban el servicio porque obviamente estábamos al día).

Por supuesto, esa relación de respeto llegó a su fin el día que cambiaron de ‘color’… resulta que ahora los recibos no llegan, no sabemos cuánto debemos pagar, se acumulan los montos a pagar (en algún lugar de este burocrático sistema, porque en mi casa no) y es cuando se ejecuta la acción para la que sí piensan los empleados de esta compañía: nos quitan el servicio.

Hace unos meses, mi mamá (muy metódica y responsable en lo que a pagos se refiere) quiso ser proactiva y se tomó la molestia de ir ella hasta las oficinas de CANTV, pidió saldo y pagó… algo que a mí me pareció un error, les digo por qué: Dos meses después de eso llegaron las CUATRO facturas acumuladas, cada una con un monto más incomprensible que las anteriores, donde se reflejaban cantidades sin pagar que en realidad ya habíamos cancelado meses atrás, y donde por supuesto el saldo final era algo exhorbitante y ridículo. Mi mamá tuvo que buscar los recibos anteriores (menos mal que ella los guarda TODOS) y ahí estuvimos como media hora descartando cifra por cifra hasta llegar al monto que sabíamos sí correspondía con nuestra deuda real… esto enseñó a mi madre a no fiarse ni siquiera de lo que ahora dice el papel, mucho menos en el saldo que refleja ‘el sistema’ cuando ella se acerca a las oficinas correspondientes.

A todas estas, también está el factor empleado/sistema: Si uno va con el recibo más reciente, sabiendo que tiene que pagar menos por lo del saldo acumulado ya cancelado, no es suficiente, porque en la taquilla te responden «Si esa cantidad es la que dice la factura, eso es lo que debe pagar» o «Así me lo indica el sistema»… será que pueden finalmente aprender a sumar y restar y darse cuenta que NOS ESTÁN ROBANDO????

En fin, como ya les dije, tenemos una semana sin teléfono y la única factura que debemos brilla por su ausencia… pero lo que soy yo no doy ni medio por seguir alimentando la ineptitud y las políticas improvisadas de estas empresas de quinta… república.