Por Edelweiss (Foto de Adri en Subway del C.C. Arca)

Eso de guardar los tickecitos que le dan a uno en Subway nunca ha sido mi hobby porque tengo muy poca paciencia para eso. Sin embargo, a Nelson le agrada guardar estratégicamente cada papelito que parece una estampilla y pegarlo en el cartoncito Subway. Y a la larga es fino, porque con el cartón lleno, tienes un sánduche como recompensa por ser cliente fiel.

Con el fulano cartón lleno, como si se tratara de un álbum de barajitas, fuimos al Subway del Churún Merú, y nos confirmaron lo que ya habíamos oído antes: Ya que los han estado falsificando, hay que llevar junto con el cartón y las ocho estampillas pegadas, las ocho facturas que comprueben que tú compraste esos sánduches… “¡¿Las ochoooo???!!!!”, exclamamos-preguntamos al unísono, y el vendedor respondió: “bueno, por lo menos seis”, que es más o menos lo mismo, al final.

Tal vez ustedes lo sabían desde hace tiempo, tal vez y hasta cargan su montón de facturas en la cartera o ya las han cambiado y todo, pero a mi eso me parece totalmente absurdo, un método con el cual se pierde el sentido de esa eterna promoción en el momento en que tú tienes que demostrar que mereces ese sánduche.

Si ya de por sí es una ladilla guardar los tickecitos que son mínimos, que se pierden, que uno no los guardó junto con el cartón y tiene uno por aquí, y el otro por allá… cómo será la ladilla ahora de tener que cargar encima las facturas de cuanto sánduche uno se come en Subway. Ni hablar del papelero en la cartera, como si uno no tuviera ya que guardar suficientes cosas a diario. Si es una mujer, seguramente en algún cambio de cartera habrá un pelón y se quedan las facturas, y si es un hombre, seguramente esté perdido sin idea de dónde las puso. Y si es precavid@, entonces andará con la cartera full de facturas. Y qué pasa con aquella nota de “tengo el cartón lleno y se lo regalo a un pana para que coma en Subway”, como lo vi tantas veces.

Pensando en todo eso, le pregunto al vendedor “pero la gente sí hace eso, guardan todas las facturas, para venir luego… 1, 2, 3 meses después a cambiarlo?”… Él respondió: “claro, todos lo hacen”. ¿Será verdad? De ser así, yo los admiro…

En uno de los ataques estilo “Edelweiss”, Nelson rompió en el mostrador el cartoncito lleno…después de todo, luego de haberlo completado, qué iba a hacer? ¿Esperar comer 8 veces más allí para acumular las 8 facturas que avalaran esos tickets? Ni que nos la pasáramos metidos en Subway….Finalmente, hicimos la compra normal y él pegó las estampillas nuevas en la factura que nos dieron, cosa más lógica para este procedimiento. Y digo “las estampillas”, porque en vista de que les faltaban 200 bolívares viejos para darnos el vuelto, nos dieron dos estampillas de más, que a la larga no sirven de nada, porque en total tendríamos tres estampillas y una sola factura. ¿No es un completo sinsentido?

Yo entiendo que no quieran ser víctimas de trampas y engaños, pero el cliente es el que siempre tiene que pagar los platos rotos con medidas poco prácticas y ridículas como esta. Y por eso también me quejo!