Por: Edelweiss

Creo que Cinex está dejando de ser mi opción preferida para ir al cine. El fin de semana fui a ver La Virgen Negra, y sin pensarlo mucho escogí el Cinex del Babilón porque es el que siempre está más solo y tal. Ni soñar con encontrar entradas en Sambil, por ejemplo.

Fui y como siempre, sin colas, sin estrés ni gentirín compré mis tickets y entramos tan tempranamente que aún no habían apagado las luces de la sala. El efecto fue parecido a la razón por la que no me gusta ver cómo se preparan algunas comidas :s

La sala era un desastre: asquerosa, desordenada, horrible. Pero lo que más me impresionó no fue el desorden de cotufas y papeles tirados en el piso y los asientos, sino lo mugrientas que están las sillas… esas cómodas y grandotas sillas. Inmundas, negras, nunca jamás en la vida les han pasado un “trapito” (como decimos en Barquisimeto), una esponja o algo. Aquello tiene acumulado como 5 años de mugre en cada uno de los asientos. Se pasan.

Como es costumbre, me fui a protestar y a ver qué decían los que allí trabajan, sin esperar nada, no soy tan ilusa. Me les acerco y les digo:

Edelweiss: “Oye, aquí nunca limpian esas salas?”
Chico Cinex: “Lo que pasa es que el personal de mantenimiento está libre hoy” (Hoy es un día sábado, ok?)
Edelweiss: “Y nadie lo sustituye? Nadie pasa una escobita? Recoge? Coletea?»
Chico Cinex: “No señorita y como ya es tan tarde” (9 y 30 p.m.)
Edelweiss: “O sea, que quienes venimos a la última función nos tenemos que calar el desastre que dejan todos los que vinieron a las funciones anteriores???”
Chico Cinex: “Es que hay poco personal. No somos muchos y el cine es muy grande, pero usted puede escribir en las sugerencias que aparecen en nuestra página web” (jajajajajaja)
Edelweiss: “Yo obviamente no espero que se pongan a lavar la sala, cosa que deberían hacer de vez en cuando, pero al menos pudieran recoger un poquito, todo está patas arriba, o al menos apagar la luz para que el resto que entre a la sala no vea todo ese caos”.
Chico de Cinex: Le hizo una seña veloz a una compañera quien salió corriendo a apagar la luz

O sea…

Siguió entrando la gente y no se dieron cuenta a primera vista como nosotros, del deplorable estado de la salita de cine, e iban ganando. Hasta que me senté con mis tres compañeros, no me había percatado del gran pegoste que era el piso: un pichaque. Pega pura, pues. Al salir de la sala uno de mis compañeros de cine, llevaba pegada a sus zapatos una colección de papelitos de pitillos, cotufas, bolsitas de chucherías, etc. Una buena muestra.

Entonces yo me pregunto:

1.    ¿Será que todas las salas de cine son así y uno con la luz apagada casi siempre, no se da cuenta?
2.    ¿Será por eso que las salas del Babilón siempre están vacías?
3.    ¿Cuánto pagarán ahí en el Cinex como para responder sin el menor interés y como con anemia las inquietudes de un cliente, estilo “piense lo que quiera”?

Al salir, el chico Cinex nos dio las buenas noches, y señalando los pies de mi amigo, el coleccionista de papelitos en el zapato, le dije en un tono muy exagerado, claro: “la sanidad debería cerrar este cine”. Y él junto a otros dos compañeros respondieron: “Llámelos!!!”.